Muchas de las personas a las que les he preguntado, y son muchas, de verdad, desde cuándo les gusta pintar, me han contado cantidad de cosas y algunas muy divertidas: que si desde el cole, viendo a su padre, a su madre o al abuelo pintar en casa, quizá fue un día, de repente, visitando un museo y viendo un cuadro concreto, les llama la atención un “no se sabe qué” y les “pica el gusanillo” o en un viaje, ¡hasta por el olor al aguarrás!. Lo cierto es que casi todas coinciden en algo: les viene su interés por la pintura desde la infancia.
Hay personas que no han podido llevar a cabo su afición a la pintura por circunstancias que nos trae la vida, son tantas, y en cuanto pueden, ya de adultos, recuperan ese sueño lejano pero latente, no olvidado.
Las pinturas y lienzos son de los niños y niñas que sí han podido empezar casi desde el principio, exponiéndose para esta ocasión, desde los primeros dibujos de los niños y niñas más pequeños, y que recogen en sus sencillos cuadernos de dibujo, como tesoros, en donde expresan sin miramientos sus universos de formas y colores: … ¡qué difícil, no me sale!, ¡pero qué bonito queda, éste es para mamá o la tía!… hasta de los que van creciendo, aprendiendo, madurando artísticamente y… ¡ay que la cosa cambia!, no se ven las cosas igual que antes, pintan sus primeros lienzos, ya saben más: ¡a por la perfección! parece la consigna. ¿Hasta dónde llegarán?, nadie sabe, pero lo que sí sabemos ahora es de la creatividad, de la libertad expresiva, de la destreza, del gusto por el color, las formas, la belleza, de la capacidad de observación, y de mirar lo que les rodea, lo felices que son cuando pintan… es por esto que el final de esta muestra es el principio de todo: el paraíso de la niñez.
(Texto de presentación para la sección infantil y juvenil de la exposición «Creando Escuela»)
Abril 2013
Lola Sánchez Díaz-Cano
Co-directora del Estudio de Arte Jose Luis Birigay
Profesora y coordinadora de los Grupos Infantiles y Juveniles
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