AUTOR: Firmado: Bartolomé Román 1664.
ÉPOCA: XVII
LOCALIZACIÓN: Monasterio de las Carmelitas Descalzas de Calahorra
MEDIDAS: 299 x 201 cm
TÉCNICA: Óleo sobre lienzo
BASTIDOR: Bastidor de pino de baja calidad.
DESCRIPCIÓN
Magnífica pintura barroca sobre lienzo, tanto por su ejecución como por sus dimensiones, que representa a san Joaquín y santa Ana con la Virgen . Se atribuye al pintor Bartolomé Román ( 1596-1647), discípulo de Vicente Carducho y colaborador de Zurbarán, autor igualmente de otro lienzo del convento, el martirio de san Bartolomé.
Este lienzo que nos ocupa tiene en la parte inferior izquierda unas siglas Bª Rº fª que significarían Bartolomeus Romanus Faciebat según la leyenda del lienzo del Martirio de san Esteban, a la que además se le añadió la fecha 1644.
Como se indicó inicialmente el lienzo representa a san Joaquín y santa Ana con la Virgen en el momento en que se le aparece la paloma que representa el Espíritu Santo mientras sus padres miran la escena con devoción. Las tres figuras tienen un marcado carácter monumental al que contribuyen su altura y el amplio volumen que construyen los mantos y túnicas, que por otro lado les dotan de cierta “pesadez”.
A san Joaquín como es habitual se le representa ya anciano, calvo, con barba y cabellos canosos apoyado en un bastón; los rasgos del rostro de santa Ana también denotan la madurez mientras que la Virgen aparece en plena juventud.
Se distinguen claramente dos zonas, la inferior o terrenal en donde se colocan los protagonistas y la superior , la divina en donde el celaje se abre con el característico resplandor que representa la luz divina y sobre la que aparece la Paloma. Envueltos en nubes aparecen los angelitos que juguetean y revolotean animadamente.
El colorido es de clara influencia veneciana mientras que la pincelada suelta y certera transmiten al lienzo una calidad y belleza, especialmente en el tratamiento de los rostros y manos. No ocurre lo mismo con los paños, repolicromados posteriormente, que adolecen de ligereza, muestran un plegamiento poco dinámico sobre todo en las partes inferiores, restando la calidad que tendrían en origen y privándonos de la factura del autor.
La Virgen que ocupa en la composición la parte central, dirige su mirada hacia el cielo, en éxtasis, con los brazos abiertos; se viste con túnica blanca y manto azul abrochado en la parte del cuello con un broche-joya, cerrando a caja el manto pero dejando la parte superior de la túnica blanca vista por encima. Lleva los cabello suelto, largo y ondulado, partido en dos mitades. A su izquierda, santa Ana, con la cabeza cubierta por una toca, viste túnica verde y manto rojo.