Siento haber tardado tanto en retomar la evolución de los cuadros de Casi y Rubén. Lo cierto es que se complicaron las cosas; lo que en un principio parecía que iba a ser un cuadro sencillo (el de Rubén) terminó por complicarse. La técnica empleada utilizando prácticamente de modo exclusivo pigmentos, cera, barniz dammar y aceite de linaza, limitó en gran medida poder hacer la obra con fluidez. Rubén siempre ha sido un alumno que medita mucho cada pincelada, mejor dicho, cada aporte de materia al lienzo. En esta ocasión han sido muchas las sesiones en las que el camino tomado ha sido desandado, todo nuevamente rascado, hecho desaparecer de la superficie y…¡¡¡vuelta a empezar!!!.
Como ya comenté una de sus mayores dificultades radicaba en que no se podían cometer errores: las veladuras funcionan correctamente cuando se aplican en un orden que va de tonos más fríos a más cálidos, es decir, resultarán mucho más agradables y limpias de color cuando se pretende calentar un tono frío. La construcción de esta obra ha sido muy meditada y el resultado…pues este:
En cuanto a Casi, terminó mucho antes su cuadro, en realidad lo acabó poco después de haber escrito el artículo anterior. Su cuadro respondía más al momento de inspiración que a la cantidad de horas empleadas en su realización. De hecho realizó un segundo cuadro basado en el mismo motivo pero cambiando la composición vertical por otra horizontal y de similar ejecución.
Creo que el resultado ha sido en ambas obras excelente:
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