Este pequeño lienzo (55 x 60 cm.) también proviene, al igual que el de María Magdalena, de Olmedo.
De tema hagiográfico representa a san Bernardo, de perfil y en actitud orante, se coloca frente a su scriptorium y sobre el mueble se apoya un cráneo y un crucifijo.
El santo aparece ya anciano, con la tonsura monacal y barba corta, vistiendo el hábito blanco de la orden cisterciense de la que es reformador.
La representación iconográfica descrita se utiliza normalmente para santos que han sido fundadores o reformadores de órdenes religiosas: con el cráneo , crucifijo y en actitud de oración “reflexiva” o contemplativa significan un estado de meditación del religioso al que contribuye la observación de estos símbolos. El modelo iconológico tuvo enorme difusión en el España contrarreformista perviviendo durante el Barroco.
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